jueves, 28 de enero de 2010

El dogma de Cristo se desmorona


*El gran mito de occidente se encuentra en fase terminal

*Mientras las denominaciones protestantes le dan oxígeno, el catolicismo romano busca subsistir donde ya es evidente minoría


Hubo un tiempo en que todo el mundo conocido era cristiano, corría el primer cuarto del cuarto siglo de esta era, esto es, el año 325 cuando el emperador romano Constantino convocó el Primer Concilio de Nicea que dispuso oficializar la religión cristiana a la que se bautizó con el nombre de católica, que significa “universal”. A partir de allí y hasta el siglo XVI toda Europa que era el ombligo del mundo, profesaba la fe católica, hasta que se suscitó el movimiento protestante encabezado por Martín Lutero y el catolicismo se dividió, primero en dos y después en muchas otras iglesias y denominaciones que tienen en común creer que Jesucristo es dios o el hijo de dios o las dos cosas o incluso una tercera deidad representada por una paloma que es ni más ni menos que el Espíritu Santo, el mismo que embarazó a María, madre de Jesucristo y después la hizo parir conservando la virginidad.
Todo ese paquete de creencias alrededor de Jesucristo, Jesús el Cristo, o simplemente Jesús o Cristo a secas, se han venido desacreditando conforme la humanidad va conociendo el universo, la ciencia va descubriendo las leyes que lo rigen, tanto en la esfera del macro cosmos como en la del micro cosmos, y la historia y la arqueología van revelando los orígenes de los dioses y las religiones. Es el caso que para estas fechas, menos de la tercera parte de la población mundial practica o profesa la religión cristiana en cualquiera de sus presentaciones, y su ámbito de influencia predominante se circunscribe al hemisferio occidental del planeta, Europa y América; el medio y el lejano oriente están en otros cultos muy diferentes.
En China, en los tiempos modernos, durante un buen tiempo se rindió culto a Mao Tse Tung como a un dios, ahora ya no, los chinos dejaron de creer en todo, se dedican a los negocios y a la búsqueda de la supremacía mundial en todos los órdenes, las religiones sólo perviven como especie de museos para la contemplación de los ancianos. En Japón, mantienen la tradición de que el emperador deviene del cielo y del sol, esto más por razones económicas, políticas, militares y culturales, que por cuestiones de fe; un poco como en el Reino Unido, donde la iglesia anglicana y la reina, son piezas fundamentales del Estado, pero en la intimidad de los ingleses, así como en la de los japoneses, bulle el escepticismo de la mano del conformismo, por lo que toca a las clases acomodadas; y en las no acomodadas el rechazo a las viejas tradiciones.
En el mundo árabe, -los supuestos descendientes de Ismael, el hijo bastardo de Abraham, a quien Jehová, que es el padre de Jesucristo y supuestamente también es el mismo Jesucristo, encomendó la guía de su pueblo preferido y elegido, que es el de Israel-; no creen en Cristo sino en Mahoma como profeta y Alá como el único y verdadero dios, y al igual que los judíos, que tampoco creen en Cristo, la traen desde hace siglos contra los cristianos en todas sus versiones.
En Europa y América donde tiene sus bastiones, el cristianismo se encuentra a la baja, de manera irreversible se va desmoronando. Cada vez son más las personas que se han dado cuenta que Cristo es tan sólo un dios solar más, como muchos que se han inventado en diversas culturas a lo largo de la historia. Veamos algunos:
Horus, de Egipto, en el año 3,000 antes de Cristo, era el dios sol, que representaba el bien, y se enfrentaba todos los días contra su adversario Set, que era la oscuridad y el mal. Horus nació un 25 de diciembre de la virgen Isis, María, su nacimiento fue acompañado de una estrella que salía del Este, misma a la que siguieron tres reyes que se dirigieron a adorar al nuevo Salvador. A los 12 años fue un prodigio, a los 30 fue bautizado por Anup y así empezó su ministerio. Tuvo 12 discípulos, que viajaron con él, hizo milagros como curar enfermos y caminar sobre las aguas. Lo llamaron “La Verdad”, “La Luz”, “El Sagrado Hijo de Dios”, “El Buen Pastor”, “El Cordero de Dios”. Después de ser traicionado por Typhon fue crucificado, enterrado y después de 3 días resucitó.
Attis de Frigia, nació de la virgen Nana el 25 de diciembre, fue crucificado, puesto en una tumba y al tercer día resucitó.
Krishna de la India, nació de la virgen Devaki, con una estrella del Este que señaló su llegada apuntando al Sol. Hizo milagros y al tercer día de su muerte, resucitó.
Dionysus de Grecia, nació de una virgen el 25 de diciembre, fue un maestro viajero, hizo milagros como transformar el agua en vino, fue llamado “Rey de reyes”, “El Alfa y el Omega” y a su muerte, resucitó.
Mithra de Persia, nacido de una virgen el 25 de diciembre, tuvo 12 discípulos e hizo milagros. Al tercer día de su muerte resucitó, fue llamado “La Verdad”, “La Luz”, su día sagrado es el domingo.
Y así como ellos se podría mencionar a Buda de la India, Salivahana de Bermuda, Odín de Scandinavia, Zoroastro de Persia, Indra del Tibet, Balí de Afganistán, Jao de Nepal, Thammuz de Syria, Adad de Assyria, Tevatat de Siam, Beddru de Japón, Quetzalcoatl de México, Fohi y Tien de China, Prometeo del Cáucaso y muchos Cristos más.
La estrella del Este es Sirius, se alinea con las 3 estrellas más brillantes del cinturón de Orión, los tres reyes magos, todas apuntan al sol. La virgen María es la constelación Virgo, que en latín es virgen. El antiguo símbolo de virgo es la “M” modificada que da lugar a los nombres de la virgen María, Myrra, Maya. Belem es una referencia a la constelación Virgo, es un lugar en el cielo, no en la tierra. El 25 de diciembre es el solsticio de invierno, después de que el Sol se detiene durante tres días.
Por esto muchos católicos se atienen a lo que dicen los horóscopos para normar su vida. Por eso también se ha sostenido el dogma de Cristo durante 17 siglos, no 20, como muchos creen, pues el principio de la era se marcó a partir del año en que se fundó Roma, y luego el Imperio y la Iglesia que eran uno sólo, lo acomodaron para ubicar allí el supuesto nacimiento de Cristo, que como ya se vio es un mito que data de por lo menos tres mil años antes de que los romanos dispusieran cuando sucedió este milagro que se festeja en la Navidad y, felizmente, se va extinguiendo, pese a los empeños de los comerciantes y gobernantes por publicitar a Santa Claus y los Reyes Magos.
Pese a los esfuerzos de los testículos de Jehová, los mormones, los adventistas, los presbiterianos, los caballeros de Colón y los del santo sepulcro, el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, las Hijas de la Vela Perpetua, el Yunque, etc., Es inminente que muchos de los niños que en este año recibirán juguetes, vean cuando sean adultos, cómo terminan de derrumbarse los mitos, los dogmas y las religiones que aún subsisten, entre ellos, los de Jesucristo, a quien para conocerlo hay que tomar en cuenta en primer término su advertencia: Mateo 10:34
"No penséis que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. (35) Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. (36) Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa. (37) "El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí”.
Estas son palabras de Jesucristo.
Yo, francamente, prefiero a mi familia, disculpen.
Para mayor información sobre el tema se recomienda el libro de Fernando Vallejo, La Puta de Babilonia; y desde luego, todos los de Eduardo del Río, nuestro queridísimo Rius, que tratan de religión; y si quieren ahondar en lo que se ha hecho en México en nombre de Cristo, acúdase a la obra de Francisco Martín Moreno, con eso tienen para pasar un 2010 muy divertido. Si es que los acontecimientos no nos impiden el placer de la lectura.

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