martes, 6 de octubre de 2009

Se reúnen los Caballeros de Colón en México

Muy activos han estado en estos días los Caballeros de Colón, de entrada tomaron posesión del Banco del Vaticano, (nombre oficial: Instituto para las Obras de Religión) a través del italiano Ettore Gotti Tedeschi y el norteamericano Carl A. Anderson, ambos Caballeros Supremos de los Caballeros de Colón.
Por otra parte, aquí en México, el lunes 17, se llevó a cabo el Segundo Encuentro Diocesano de Caballeros de Colón con el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez; en el Distrito Federal el Simposio Voces el viernes 25 y sábado 26 de septiembre. En el marco de este evento el Director para Latinoamérica de los Caballeros de Colón, Luis Guevara, señaló que los jóvenes de México no deben temer expresar públicamente sus creencias religiosas y los convocó a salir a las calles para manifestar su fe
Frente a las severas críticas que ha sufrido el Papa Benedicto XVI, los Caballeros de Colón, han asumido el papel de principales defensores de la figura papal y de la institución eclesiástica. En la inauguración de la Convención, que se realizó en Phoenix (Arizona, USA), del 4 al 7 de agosto, ante ocho cardenales, noventa obispos y mil Caballeros de Colón y sus familias, Ouellet afirmó que Benedicto XVI tuvo que sufrir un "duro invierno" ya que fue "duramente criticado tanto dentro como fuera de la Iglesia y no fue adecuadamente defendido por aquellos que comparten su ministerio".
Lo que no hayan los susodichos Caballeros, es cómo hacerle para defender al Papa de las secuelas de sus torpes declaraciones en África de que “la distribución de preservativos agrava el problema del SIDA”, más aún cuando muchos de ellos son de los principales fabricantes de condones de toda clase.
Otro asunto que tiene mortificados a los Caballeros de Colón, es que el Papa haya levantado la excomunión a los obispos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (lefebvristas), lo que les parece una concesión equivocada, pero se lo tienen que callar por el dogma de la infalibilidad papal.
Para darse una idea de quienes son o en que piensan los Caballeros de Colón, vale la pena dar lectura a su Juramento al llegar al grado IV, un fragmento se inserta a continuación:
"Prometo y declaro que haré cuando la oportunidad se me presente, guerra sin cuartel, secreta o abiertamente, contra todos los herejes, protestantes y masones, tal como se me ordene hacerlo, extirpándolos de la faz de la tierra; y que no tendré en cuenta ni edad, sexo o condición; y que colgaré, quemaré, destruiré, herviré, desollaré, estrangularé, y sepultaré vivos a estos infames herejes, abriré los estómagos y los vientres de sus mujeres, y con la cabeza de sus infantes daré contra las paredes a fin de aniquilar esta execrable raza.

"Que cuando no pueda hacerse abiertamente empleare secretamente la copa de veneno, la estrangulación, el acero del puñal o la bala del plomo, sin tener en consideración el honor, rango, dignidad o autoridad de las personas, cualquiera que sea su condición en la vida publica o privada, tal como me sea ordenado en cualquier tiempo por los agentes del Papa o el Superior de la hermandad del Santo Padre, de la sociedad de Jesús.

Eso jura un Caballero de Colón, aunque existe la versión oficial de que tal juramento es apócrifo o exagerado, lo cierto es que libran guerra sin cuartel contra todos los que no profesen la religión católica y se valen de lo que sea para exterminarlos.
Hoy, hoy, hoy, los principales funcionarios del gobierno federal y estatal son Caballeros de Colón, empezando por los de más arriba.
Exhortación Apostólica
“PRAECLARA GRATULATIONIS”
de S. S. León XIII (1891)
Muy grande es el daño que a la unidad religiosa viene de la secta de la Masonería, cuya funesta fuerza hace ya tanto tiempo que pesa sobre las naciones, singularmente sobre las católicas. Gozando de la perturbación de los tiempos, audaz por el crecer de su poderío y por el éxito de sus intentos, se empeña por todos medios en confirmar y ensanchar aun más su propio dominio. Ya de los escondrijos y de las celadas salió a plena luz; y, como desafiando a Dios mismo, se ha asentado en esta misma Roma, capital del catolicismo. Y, lo que es peor, doquier que pone su pensamiento, se introduce por todas las clase e instituciones sociales, atenta solamente a dominarlas y señorearlas. Gravísimo daño en verdad: clara es la malicia de sus principios, y la perversidad de sus intentos. So pretexto de defender los derechos del hombre y restaurar la civil coexistencia, ataca enemistosamente al catolicismo; rechaza la revelación; los deberes religiosos; trata con todo vilipendio los sacramentos y todas las cosas sagradas, que califica de supersticiones; cuanto al matrimonio, a la familia, a la educación de la juventud, a toda institución privada o pública, cuida bien de arrancarles su impronta cristiana, y borra del corazón de los pueblos toda reverencia a la autoridad humana y a la divina. Proclama el culto de la naturaleza, y que solamente por los principios de ésta se ha de regular la verdad, la honestidad, la justicia. Así es como, con toda certeza, el hombre viene como devuelto de nuevo a las costumbres del vivir pagano, más corrompido todavía por el refinamiento de los placeres. -Aunque sobre esta materia ya otras veces hemos alzado con energía Nuestra voz, sentimos, sin embargo, deber de Nuestro apostólico Ministerio el insistir una vez más, y con la mayor seriedad, en avisar que en peligro tan grave son pocas las cautelas todas. Que Dios, en su bondad, confunda propósitos tan nefarios, mas vea seriamente el pueblo cristiano y comprenda que debe sacudir, ya de una vez, yugo tan indigno como el de la secta; cuiden, sobre todo, de sacudirlo con más empeño los que más se resienten de su opresión, esto es, los pueblos de Italia y de Francia. Los medios y maneras con que mejor puedan hacerlo, ya Nos mismo lo indicamos. Ni es incierta la victoria, si se confía en Aquel que es guía y que dijo: Yo he vencido al mundo.

A salir a las calles a manifestar la fe católica, convoco Luis Guevara, dirigente de los jóvenes Caballeros de Colón, para Latinoamérica.
Las clases y la desigualdad, afirmaba León XIII, constituyen rasgos inalterables de la condición humana, como son los derechos de propiedad. Condenaba el socialismo como ilusorio y sinónimo del odio y el ateísmo.
En la Encíclica Rerum Novarum en1891

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